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martes, 29 de octubre de 2013

PANCATALANISMO


De entre todas las tendencias de propaganda mediática, se abre paso el concepto del pancatalanismo. Consiste en la apología de partir un trozo de pan en dos, separar sus mitades y untarlas bien de manera que al menos una de sus caras quede estriada de rojo pasión sobre un fondo de humor amarillo.

Las mesas redondas tienen numerosos detractores del pancatalanismo. Es raro encontrar partidarios, ya que la mayoría de adeptos a la causa pancatalanista no la reconocen como tal, sino que la encuentran una práctica tradicional y lógica que no merece ni ser etiquetada para ser discutida. Un debate bien dirigido es aquel en el que los detractores discuten entre las distintas combinaciones de mermeladas, sobre la cantidad de franjas rojas que caben en la rebanada o sobre si es necesario institucionalizar la unción mantequillosa. También es común discutir si es adecuado aumentar la gama básica de colores mediante otros sabores de mermeladas, como la de arándano estrellado, tan popular tono de azul últimamente. Puen llegar a proponerse opciones tan radicalmente innovadoras como el uso del verde monocromo, siempre que haya educación de por medio. Las discusiones en este contexto son en general provechosas.

Los debates pancatalanistas mal dirigidos se convierten en una merienda de negros de pesada digestión. Ya que el término fue acuñado por detractores, hay una cierta tendencia a no cortar rebanadas de pan, sino a esconder el cuchillo y a pasarse la barra de pan de mano en mano hasta que se endurezca y adquiera un sabor rancio. Este tipo de mesas de debate suelen acabar ocupadas por un predicador/detractor y sus secuaces, que son la mayoría e invitan a una pequeña minoría a la que se encargan de poner en su sitio a golpe de pan andurecido. Tal es el poder de una democracia bien dirigida ¡que nos sirve de gran provecho!

Probad el pancatalanismo, la última tendencia apta para taguear en cualquier red social! El nuevo tsunami mediático: fem-ne via!




Y para todos aquellos que tras leer el artículo sigan planteándose si el pancatalanismo es bueno o malo, se les invita a echar un segundo vistazo a la foto que enccabeza este artículo. Nótese que en el plato también hay migajas.