¿Has sentido alguna vez que las cosas que ocurren a tu alrededor quieren oprimirte mientras conduces tu coche y que de pronto un aumento súbito de adrenalina te pide pisar a fondo y oír rugir el motor para descargar tu psique torturada?
¿Y en cuántas ocasiones has sentido que ese deseo se ve frustrado por el tráfico denso que encuentras cuando vas o vuelves del trabajo, retención que corta tus ánsias liberadoras al sacar a relucir tu instinto conservador?
Cuando eso te ocurra pon segunda; tu coche rugirá mientras pisas a fondo y avanzas a la abismal velocidad de 50 km/h.
Querdelf: Ideas conformistas para un mundo imperfecto